Por: Crónica del Quindío.
Algunos dirán que para qué se utilizan las líneas de este medio para hablar de animales, pues la respuesta es que este periódico acoge la pluralidad de pensamiento y trabaja por la construcción de una sociedad, debido a que ella, según Gandhi: “se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”.
Hoy domingo, cuando quizás los quindianos se dispongan a compartir un día en familia, una gran mayoría puede inclinar la mirada y verá un ser que lo observa detenidamente y le ‘bate’ sin cesar la cola casi al punto de descaderarse. Dicen que eso es la más noble y desinteresada muestra de amor.
Los planes para este día son innumerables. Muchos irán a caminar, de paseo, disfrutarán de una finca o permanecerán en casa, para tomar fuerzas para la semana que inicia. No importa si vive en el sur, en el occidente o en el norte, o en Génova, Pijao, Salento o Montenegro, lo trascendental es que es un día en familia y a ellas va dirigida esta reflexión, debido a que casi todas tienen un particular integrante: una mascota, más comúnmente, un perro.
Sabemos que la sociedad actual padece de diversos problemas sociales, los podemos observar en cada calle y en los comentarios que escuchamos al participar de una charla, empero en este descanso dominical y familiar queremos poner a consideración un hecho para reflexionar y así concienciar a los quindianos sobre el respeto a todo los que nos rodea, en especial a la vida, con la única intención de sembrar en todos una cultura que nos permita ser mejores seres humanos y excelentes ciudadanos.
Hace unas semanas atrás se registró una noticia que pasó inadvertida, talvez porque los afectados fueron unos seres que son inteligentes sin embargo “lo único que les falta es hablar”. En La Tebaida, unos ciudadanos denunciaron que aparecieron varios perros callejeros muertos.
La aparición de cuatro caninos muertos en las calles del barrio Cristales de La Tebaida sacó a la luz pública la situación que se viene presentando en la localidad donde animales callejeros están siendo envenenados en extrañas circunstancias.
No es la primera vez que ha sucedido. Marta Nelly Garcés, integrante de la Asociación Defensora de Animales de La Tebaida, Adat, denunció que el año pasado se presentaron envenenamientos de perros y gatos en los barrios Cantarito, Providencia, Los Sauces, La Nueva Tebaida, cuyas muertes sumaron 16 para un total de 14 perros y dos gatos que fueron intoxicados por medio de comida.
Igualmente, a La Crónica del Quindío han llegado en reiteradas ocasiones quejas ciudadanas de muertes de canes y felinos en barrios de Armenia y en otros municipios de la región, a la vez que en el país se reportan a diario estos hechos que dejan ver una intolerancia y una conducta reprochable por parte de quienes ejecutan estas acciones.
Nuestros lectores que opinaron sobre la noticia publicada el pasado 10 de febrero fueron contundentes en sus comentarios recopilados en la página web. Reclamaron, en resumen, leyes fuertes que castiguen el maltrato animal, además de acciones conjuntas entre las autoridades y las fundaciones protectoras para controlar la población, la que si sigue así puede acrecentar el problema de salud pública.
Urge una estrategia para controlar la población, para ello existen jornadas de castración y además atender a los animales enfermos o abusados y que transitan por las calles, porque también hay equinos en deplorables condiciones que son vulnerados por sus dueños.
La sociedad colombiana posee como todas en el mundo una legislación sobre el tema, empero es laxa y solo cataloga el maltrato a los animales como una contravención. En palabras de a centavo: “Las penas más grandes implican arresto de máximo 12 meses, es decir, son excarcelables”.
El artículo 1 de la ley 84 de 1989, Estatuto Nacional de Protección a los Animales, reza: “A partir de la promulgación de la presente ley, los animales tendrán en todo el territorio nacional especial protección contra el sufrimiento y el dolor, causados directa o indirectamente por el hombre”. Vaya letra muerta.
Con este y otros casos de maltrato a animales se debe colocar sobre la mesa esta discusión desde lo local y lo regional, que pueda ser el inicio para erradicar esta intolerancia y claro aplicar justicia contra quienes infrinjan dolor, daño, pena o muerte a aquellas especies que en muchas otras culturas del mundo son consideradas como “nuestros hermanos menores” y así seamos juzgados con benevolencia, pues como dijo Gandhi: “Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”.
Los planes para este día son innumerables. Muchos irán a caminar, de paseo, disfrutarán de una finca o permanecerán en casa, para tomar fuerzas para la semana que inicia. No importa si vive en el sur, en el occidente o en el norte, o en Génova, Pijao, Salento o Montenegro, lo trascendental es que es un día en familia y a ellas va dirigida esta reflexión, debido a que casi todas tienen un particular integrante: una mascota, más comúnmente, un perro.
Sabemos que la sociedad actual padece de diversos problemas sociales, los podemos observar en cada calle y en los comentarios que escuchamos al participar de una charla, empero en este descanso dominical y familiar queremos poner a consideración un hecho para reflexionar y así concienciar a los quindianos sobre el respeto a todo los que nos rodea, en especial a la vida, con la única intención de sembrar en todos una cultura que nos permita ser mejores seres humanos y excelentes ciudadanos.
Hace unas semanas atrás se registró una noticia que pasó inadvertida, talvez porque los afectados fueron unos seres que son inteligentes sin embargo “lo único que les falta es hablar”. En La Tebaida, unos ciudadanos denunciaron que aparecieron varios perros callejeros muertos.
La aparición de cuatro caninos muertos en las calles del barrio Cristales de La Tebaida sacó a la luz pública la situación que se viene presentando en la localidad donde animales callejeros están siendo envenenados en extrañas circunstancias.
No es la primera vez que ha sucedido. Marta Nelly Garcés, integrante de la Asociación Defensora de Animales de La Tebaida, Adat, denunció que el año pasado se presentaron envenenamientos de perros y gatos en los barrios Cantarito, Providencia, Los Sauces, La Nueva Tebaida, cuyas muertes sumaron 16 para un total de 14 perros y dos gatos que fueron intoxicados por medio de comida.
Igualmente, a La Crónica del Quindío han llegado en reiteradas ocasiones quejas ciudadanas de muertes de canes y felinos en barrios de Armenia y en otros municipios de la región, a la vez que en el país se reportan a diario estos hechos que dejan ver una intolerancia y una conducta reprochable por parte de quienes ejecutan estas acciones.
Nuestros lectores que opinaron sobre la noticia publicada el pasado 10 de febrero fueron contundentes en sus comentarios recopilados en la página web. Reclamaron, en resumen, leyes fuertes que castiguen el maltrato animal, además de acciones conjuntas entre las autoridades y las fundaciones protectoras para controlar la población, la que si sigue así puede acrecentar el problema de salud pública.
Urge una estrategia para controlar la población, para ello existen jornadas de castración y además atender a los animales enfermos o abusados y que transitan por las calles, porque también hay equinos en deplorables condiciones que son vulnerados por sus dueños.
La sociedad colombiana posee como todas en el mundo una legislación sobre el tema, empero es laxa y solo cataloga el maltrato a los animales como una contravención. En palabras de a centavo: “Las penas más grandes implican arresto de máximo 12 meses, es decir, son excarcelables”.
El artículo 1 de la ley 84 de 1989, Estatuto Nacional de Protección a los Animales, reza: “A partir de la promulgación de la presente ley, los animales tendrán en todo el territorio nacional especial protección contra el sufrimiento y el dolor, causados directa o indirectamente por el hombre”. Vaya letra muerta.
Con este y otros casos de maltrato a animales se debe colocar sobre la mesa esta discusión desde lo local y lo regional, que pueda ser el inicio para erradicar esta intolerancia y claro aplicar justicia contra quienes infrinjan dolor, daño, pena o muerte a aquellas especies que en muchas otras culturas del mundo son consideradas como “nuestros hermanos menores” y así seamos juzgados con benevolencia, pues como dijo Gandhi: “Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”.
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