viernes, 20 de enero de 2012

'Bacatá' se salvó de la muerte y ahora vivirá en el Palacio Liévano


Por: Carol Malaver
Redactora de El Tiempo

La perrita, rescatada del centro de Zoonosis, será el símbolo de la protección animal en la ciudad.

Bacatá caminaba oronda, como todos los  perros criollos, por las calles de la localidad de Kennedy, cuando de pronto, sus achinados ojos vieron una terrible imagen: dos hombres con tapabocas intentaban cazarla con una malla, como la de las peores películas de la historia canina.

Su vida en la calle, la de hurgar bolsas de basura y de recibir uno que otro pan seco de panadería había terminado. Un terrible presentimiento llegó a su cabeza: el de terminar fracturada, revuelta con perros y gatos de diferentes formas y tamaños o, en el peor de los casos, condenada a la muerte con una inyección letal.
Su única esperanza era la de conmover el corazón de una amigable familia, pero la realidad, es que los  perros criollos son poco apetecidos. Sus probabilidades de vida, disminuían significativamente.
En otro punto de ciudad, el recién electo alcalde, Gustavo Petro, pensaba adoptar un perro que se convirtiera en el símbolo de la protección animal en Bogotá.



Entonces, encomendó esta labor a representantes de la organización Anima Naturalis Internacional y el Sirab (Sistema de información y registro de animales de Bogotá) mientras Bacatá, sin saber que ese iba a ser su nombre, pensaba en sus últimos ladridos antes de morir, en medio de los alaridos de 300 perros abandonados que la acompañaban.

La historia dio un rumbo definitivo cuando los responsables de la misión vieron por primera vez el hocico negro, las inmensas orejas y el rubio pelaje de la perra. No había mejor exponente de perro bogotano.
"Era ella la que tenía que llegar a las manos del alcalde Gustavo Petro", dijo Santiago Giraldo, su cuidador, antes de la entrega. Entonces, Bacatá pasó del encierro a toda una jornada de embellecimiento en la que la vacunación, la desparasitada, la despulgada y, por supuesto, el baño final la dejaron como la cenicienta después de recibir en toque con la varita mágica.
"El paso final fue registrarla en el Sirab en la que quedaría registrada como Bacatá y con un número de quince dígitos", dijo Giraldo. Ya era una perra con cédula.  Ayer, el día del gran encuentro llegó, aunque ya había conocido a su amo Petro en un acto simbólico en el Chorro de Quevedo, donde se había llevado a cabo su bautizo.
Los primeros pasos en su nuevo hogar fueron de desconfianza, en su vida de calle había conocido de la hecatombe de las obras de la antigua administración, pero luego se dio cuenta de que ella sería el símbolo de la protección animal en un nuevo gobierno.
Entonces, fue amor a primera vista. Un estrecho abrazo selló la amistad de Bacatá y Petro, para siempre. "Se va a quedar en la Alcaldía.



Ese era el compromiso que teníamos desde la campaña, y que ahora se hace realidad, ella va a ser el símbolo de este tipo de política que va a adelantar el gobierno de la ciudad frente a la protección animal", dijo Petro, mientras acariciaba el lomo de su nueva mascota que ahora compartirá su vida con Rayo, un Golden Retriever, de la familia.

Los compromisos
Bacatá se convertirá en la imagen de las campañas de esterilización, vacunación canina y felina, y tenencia responsable de animales de la Secretaría de Salud.



El compromiso es consolidar una política de protección animal basada en 7 puntos: La creación de un Centro Distrital de protección animal, junto con la implementación de una política pública de esterilización, la difusión de los planes de adopción, y el sistema de información y registro de animales en Bogotá; sustitución de los vehículos de tracción animal; prohibición de venta de animales en plazas de mercado y generación de empleo para quienes hoy comercian con animales; prohibición de espectáculos con animales, como lo son las corridas de toros y los circos; creación de una política humanitaria de sobrepoblación de palomas; desarrollar una política de educación para una cultura ciudadana de protección animal y tener una brigada animal que opere de la mano con la Policía Metropolitana.

El alcalde Gustavo  Petro se comprometió además a dejar en manos de Zoonosis solamente su actividad preventiva y a abrir, en la localidad de Usme, un centro para el bienestar de los animales y su posterior adopción. "Hay una práctica sistemática de muerte que queremos eliminar", dijo  Petro.
Uno de los planes más ambiciosos es que todos los perros de Bogotá sean incluidos en el Sirab (Sistema de Información y registro de animales de Bogotá), un programa de la Secretaría de Salud, que permite identificar de manera voluntaria y con un microchip toda la información de los animales: vacunas, edad, nombre y dirección de su dueño.
La idea es que cada animal sea marcado con un número de 15 dígitos que haría las veces de un número de cedula. "Si el perro se pierde se puede contactar a la persona que era propietaria del  perro", dijo Giraldo.
Actualmente, en el programa Sirab hay 2.200 perros, se espera que durante el 2012 esta cifra aumente y el sistema se comience a implementar en toda Bogotá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario