domingo, 19 de febrero de 2012

Corridas de toros en Colombia: ¿morirán de viejas?

Por: Arturo Wallace, BBC Mundo, Bogotá


Con la clausura este domingo de la temporada taurina de Bogotá también perderá fuerza -por lo menos hasta el año que viene- el debate sobre el futuro de la "fiesta brava" en Colombia.
La polémica, que ya se ha vuelto recurrente, alcanzó una dimensión especial este año cuando el alcalde de la capital, Gustavo Petro, se distanció públicamente de lo que calificó como clic"un espectáculo acliclrededor de la muerte".

La alcaldía bogotana retiró su apoyo económico a las corridas y, a lo largo de la temporada, el palco reservado para las autoridades edilicias en la plaza de toros La Santamaría permaneció vacío.
Numerosos activistas antitaurinos aprovecharon la coyuntura para pedirle al alcalde que convocara a un referéndum sobre el futuro de la fiesta.
Por lo pronto, sin embargo, la actividad está protegida por una sentencia de 2010 de la Corte Constitucional, que reconoce el derecho de los ciudadanos a mantener vivas sus tradiciones culturales.
Y la fiesta todavía parece contar con el apoyo de los principales medios de comunicación, así como de la élite política y económica del país.
Así las cosas, muchos consideran que, de llegar, el fin de las corridas de toros en Colombia tendrá que darse más por "muerte natural"; es decir, como una consecuencia de la falta de recambio generacional entre los aficionados a la tauromaquia.

Lo que obliga a la pregunta: ¿qué tanto interés despiertan los toros -y su futuro- entre los jóvenes colombianos?

¿Juventud vs. juventud?

Una realidad innegable es que los protagonistas de las cliciniciativas más visibles en contra de las corridas son jóvenes, los que se organizan a través Facebook, informan sobre sus protestas vía Twitter, y luego las filman y las suben a YouTube.

Y cuando el columnista del diario El Espectador Salomón Kalmanovitz afirmó en vísperas de la temporada taurina que la edad promedio de los asistentes a la fiesta era de 60 años, numerosos lectores asumieron sin dudar que esto era verdad.
Kalmanovitz, sin embargo, dijo a BBC Mundo que el dato no tenía ninguna base científica, "fuera de los muy aficionados que se reúnen antes de la corrida en el Restaurante El Parque".

"Lo utilicé para martirizar a los cronistas (taurinos) Antonio Caballero y Alfredo Molano, quienes tienen mi edad (68)", explicó.

Y una visita a la plaza de toros La Santamaría en temporada de corridas basta para constatar que, al menos entre los aficionados de Bogotá, los jóvenes no son un producto particularmente escaso.

"Son bastantes (los jóvenes de mi edad que vienen a los toros). Menos que antes, pero sí (vienen bastantes)", declaró a BBC Mundo Camilo Gutiérrez, de 21 años.
Y el periodista taurino Javier Baquero, "Jaba", destacó la existencia de iniciativas como "La Universidad del Toro" que intenta vincular a cada vez más jóvenes colombianos a la fiesta brava.

"Es una asociación de jóvenes de las diferentes universidades del país, de muchachos muy jóvenes que están luchando por la fiesta, por sacar adelante esto", señaló a BBC Mundo.

"La fiesta de los toros en Colombia fue, es y seguirá siendo un patrimonio cultural, un patrimonio histórico, y como tal se sigue viviendo con la misma intensidad", afirmó.

Dos brechas: generacional y de clase


No todos los aficionados, sin embargo, son tan optimistas como "Jaba".

"Los jóvenes no están interesados en asistir a las corridas. Y la juventud es la que está imponiéndose en el mundo", dijo Jaime Bejarano, de 68 años y con más de 40 de asistir a las plazas.

Y para Onel Márquez, quien se hizo aficionado a los toros en 1958, una de las principales amenazas que enfrentan las corridas en Colombia es que únicamente logran atraer a los jóvenes de clase alta.

"Sí, aparentemente hay jóvenes, nuevas generaciones, pero es gente rica, ésta es gente rica la que usted está viendo acá", dijo a BBC Mundo, al tiempo que señalaba a los jóvenes presentes en La Santamaría para la apertura de la temporada.

Márquez piensa que la brecha generacional, combinanda con la brecha de clase, podría terminar erosionando irremediablemente la base de apoyo con la que aún cuenta la fiesta brava.

Y Patricia Martínez se basa en su propia experiencia para concluir que ésta, en Colombia, ya tiene los días contados.

Hija de padre taurino, Martínez asiste a corridas desde muy temprana edad. Pero ella no ha logrado conseguir interesar a sus hijos, que están por entrar a la universidad.

"Más bien, en los días de corrida, me organizan protestas en la casa, en defensa de los animales", contó a BBC Mundo.

El debate, en cualquier caso, continúa. Y todo parece indicar que las corridas de toros en Colombia sobrevivirán sin problemas hasta otra temporada.

Pero en la mente de taurinos y anti-taurinos la pregunta parece ser la misma: ¿hasta cuándo?


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